Edición 126 Marzo - Abril 2017

SINUVICOL, un vigilante de los derechos laborales

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Guillermo Saldarriaga es el presidente del Sindicato Único de Vigilantes de Colombia, SINUVICOL, y nació en Santa Elena, corregimiento de Medellín. Él empezó a trabajar en la Hidroeléctrica de San Rafael con Seguridad Atempi. Participó de las reuniones del sindicato que se hacían clandestinamente para que los patrones no los sabotearan. Primero fue antisindical porque en el ejército los habían adoctrinado. Empezó sin interés, de “bacán”, pero poco a poco se fue metiendo más de lleno; por un problema con los jefes lo trasladaron a Medellín, se resintió con la empresa y se animó a unirse al sindicato; sus compañeros le dieron un cargo, lo comprometieron y el asumió el reto. Su familia no entendía qué significaba ser sindicalista, pero ahora todos reconocen su labor. Guillermo trabajaba en la noche y en el día iba al sindicato, en cualquier espacio que tenían.

Heliberto Sossa es el vicepresidente. La oportunidad de entrar al sindicato la tuvo por mucho tiempo pero no le interesaba, hasta que un problema en los pagos lo llevó a afiliarse al movimiento. Sus patrones le decían que renunciara a la asociación y hasta llegó a escribir la carta, pero nunca la entregó. Tanta insistencia lo inquietó y averiguó por qué a ellos no les gustaba el sindicato.

La oficina del Sindicato, en donde nos reunimos con ellos para realizar la entrevista, está ubicada en el centro de Medellín. En sus paredes cuelgan por lo menos 16 cuadros con poemas, fotografías del Fidel Castro, El Che, Simón Bolívar y algunos personajes, para muchos anónimos, protagonistas del sindicato.

Periferia Prensa: ¿Qué significa ser dirigente Sindical del gremio de los vigilantes?
Guillermo Saldarriaga: Eso significa mucho, porque el sindicalismo en las empresas de seguridad es muy difícil. La mayoría de empresas las fundaron exmilitares que traen algunas mañas contra lo social. Hay que concientizarlos de que los sindicatos son buenos y no malos como les han hecho creer. Esos militares saben muy bien que la seguridad es un negocio muy lucrativo, porque usted desde que hace el contrato sabe cuánto se va a ganar.

PP: ¿Quiénes son los trabajadores de la vigilancia?
GS: Cuando se inició el Sindicato la mayoría eran campesinos, hoy en día no. Ahora hay tecnólogos de diversos campos, secretarias, profesionales de diversas áreas y en formación como abogados que van en cuarto o quinto semestre. Esos son los que están ahora en la seguridad.

Antes entre más analfabeta era el trabajador más servía para la seguridad, porque él no sabía ni qué le estaban pagando y decían que para cargar una escopeta solo necesitaba disparar. El único requisito era que tuviera libreta militar de primera, nada más. Ahora ha cambiado mucho, ya ni la libreta la piden, pero sí tienen que ser al menos bachilleres, que tengan unos cursos de sistemas y deben hacer tres cursos de seguridad en alguna academia. Si es gordo lo discriminan. El usuario exige el perfil y los han pedido con ojos azules, 1.90, jóvenes entre los 25 y los 40 años. Por eso la mayoría que son viejos y barrigones casi no los ponen a trabajar, porque no cumplen el perfil de los usuarios.

PP: ¿Qué tipo de contratos tienen los vigilantes?
Heliberto Sossa: La mayoría tienen contratos basura, porque son de tres o cuatro meses, algunos son contratados para reemplazar vacaciones o para coger globos, a finales de noviembre y en diciembre. Los globeros se mantienen en los techos de grandes almacenes de cadena, empresas o bodegas. Algunos van renovando el contrato y llegan a firmar hasta 16 meses. Si hacen algún reclamo no les renuevan.

PP: ¿En qué año entran las mujeres a trabajar en la seguridad?
GS: En los últimos 10 años es que se ha aumentado. Yo creo que las mujeres han estado vinculadas a este gremio desde su origen; muy poquitas, pero sí había y ahora hasta nos están sobrepasando. Al comienzo era más recepcionistas pero ahora usted las ve por cualquier parte, igual con los hombres. No hay discriminación con ellas, pero sí hay acoso sexual, especialmente para renovar el contrato.

PP: ¿Cuál es su perspectiva frente a la paz en Colombia?
GS: Gremialmente no nos afecta mucho, una vez desmovilizados ahí empieza el proceso de paz, las etapas para iniciar un proceso que nos dé la verdadera paz, donde se estreche la brecha entre ricos y pobres y desaparezca la inequidad. Hace falta que los de las zonas urbanas reconozcamos a la gente del campo y que los necesitamos.
HS: Yo agrego que nosotros como sindicalistas del sector clasista, vemos que puede haber perspectivas con los acuerdos pero necesitamos que el pueblo los haga cumplir movilizándose. Que no nos sigan asesinando con pretextos de que los sindicatos clasistas son guerrilleros. Ahora que no habrá guerrilleros no se bajo qué argumentos nos van a seguir asesinando.

PP: ¿Algunos ex-guerrilleros podrían trabajar en las empresas de seguridad?
GS: Lo veo difícil por los empresarios de la seguridad, ya que muchos de ellos eran militares… y es evidente porque yo diría que la mayoría de los empresarios de la seguridad privada estaban en contra del sí, y no se ha visto ninguna declaración sobre el acuerdo de paz. De pronto los únicos que pueden entrar ahí serían los escoltas del nuevo partido. Por exigencia de ellos, ya que no deben poner a cualquiera a que los cuide. Pero de resto para trabajar en otras partes está duro.

 

PERFIL DEL SINDICATO

Operadores de seguridad con sueldo de celadores
El Sindicato Único de Vigilantes de Colombia, SINUVICOL, cuenta ahora con 250 afiliados. Es un sindicato de gremio que reúne a trabajadores de empresas de la vigilancia y fue fundado por Manuel Sossa y Carlos Lazo en 1977 en Bogotá. En 1981 se fundó la seccional de Medellín y empezó articulada a la Federación de trabajadores de Antioquia (FEDETA), con Atempi.

Trabajar por 12 horas y recibir el pago de 8, la discriminación e injusticias, y las malas condiciones de trabajo abonaron el nacimiento del Sindicato. Como organización casi desaparecen entre los años 1991 y 1992 cuando empezaron a salir los pactos colectivos impuestos a raíz de la ley 50 del 90. El laboratorio fue Atempi, Simesa y Sofasa. El pacto consistía en darle las mismas garantías de los afiliados a los no sindicalizados, además de un aporte económico. Con eso se salieron de la seccional 480 trabajadores y después 320.

Una de las particularidades de este sindicato es que tiene en diferentes empresas a todos los sindicalizados por eso les toca buscarlos uno por uno, sin que el empresario se entere, porque los echan y eso hace más difícil el proceso. En la actualidad hay siete empresas de seguridad con afiliados, donde las condiciones de trabajo han cambiado igual que la relación con los patrones. Afortunadamente los trabajadores tienen quien defienda sus derechos laborales.

 

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