Edición 77 - Septiembre 2012

Desviar el río Ranchería sería como cortarle las venas a la madre tierra

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El wayuu es uno de los pueblos más numerosos que desde tiempos milenarios hemos habitado este país. Nos ubicamos en toda la península de la Guajira y Wounmainkat (madre tierra) es nuestra representación ancestral. Este  pueblo es dirigido desde la sabiduría de la mujer más grande que han podido parir todos los indígenas wayuu, la mujer Wounmainkat, su papel se ha fundamentado como  protectora y guardiana, encargada de cuidar el medio ambiente en su totalidad.{jcomments on}

Pero desde hace 35 años se instaló en nuestro territorio la multinacional Cerrejón. Es una de las empresas de explotación minera a cielo abierto más grande del mundo, y durante estos años de saqueo ha intervenido un área de cobertura boscosa y de suelos de 11.488 hectáreas, lo que causa deterioro del medio ambiente. El dinero invertido en compensaciones sociales a las comunidades indígenas wayuu que se encuentran asentadas en las zonas aledañas, a través del programa Plan de Ayuda Integral a Comunidades Indígenas (PAICI), desde 1982 hasta 2002, es decir por 20 años, ha sido apenas de 5 millones de dólares, más o menos la producción de dos días y medio de carbón. Este es uno de los mayores cuestionamientos por parte de los defensores de derechos humanos a la llamada responsabilidad social empresarial.

Las ventas del carbón producen unos ingresos cercanos a los 2.500 millones de dólares anuales, con una ganancia operacional del 58%. Es un negocio rentable como ningún otro, un negocio redondito para los grandes inversionistas extranjeros. Entre tanto, la Guajira, según las estadísticas, atraviesa por las peores condiciones de pobreza; 65 de cada 100 Guajiros, viven en pobreza y 37 en pobreza extrema. Según cifras del DANE, en el 2010 el departamento contaba con 846.609 habitantes aproximadamente; un 42.4% de la población estaba conformada por la comunidad indígena Wayúu. Penosamente el 60% de los Wayúu son analfabetas.

La Corte Constitucional, a través de su auto 004, declara a 34 pueblos indígenas en riesgo de extinción y dentro de esos pueblos se encuentra el pueblo wayuu; esto debido a la situación de la explotación y exploración de recursos naturales dentro de sus territorios ancestrales. Existe, además, un hostigamiento sistemático por parte de la multinacional Cerrejón, que consiste en la compra de las tierras productivas de cada región, en las zonas aledañas, que causa un encerramiento a la población y acaba con las fuentes de trabajo que históricamente se dieron en torno de la agricultura y la ganadería.

Las compras de estas tierras productivas incluyen los diferentes ríos de la región, que por el solo hecho de quedar ubicados dentro de los predios adquiridos se convierten en propiedad privada de la compañía, la cual les impide a los habitantes su utilización y aprovechamiento para la cacería y pesca, como lo hacían anteriormente. Los que se han atrevido a pescar en estos ríos, han sido hostigados por parte de la vigilancia privada y del ejército; algunos han sido apresados y encarcelados durante horas. Estás personas están muertas en vida, ya que no tienen las condiciones mínimas necesarias para subsistir, y padecen un atropello constante y violación de los derechos humanos por parte de la empresa Cerrejón.

Otra táctica que forma parte de esta estrategia macabra, para presionar la venta de los predios, es la de quitar la energía por varios días. Es todo un proceso sistemático de aniquilamiento a la comunidad, para desesperarlos y hacerlos negociar en unas condiciones de debilitamiento, desesperanzados y de forma individual. Las grandes utilidades de esta compañía multinacional tienen un costo muy elevado para la comunidad, la cual es desarraigada de su tierra en condiciones infrahumanas.

Ahora, ante las pretensiones de desviar el “rio Ranchería” la comunidad ha dicho que el “río rancherías” es sagrado. Éste es importante desde el pensamiento tradicional de la mujer wayuu Wounmainkat, ya que el agua ha sido legado de los dioses y ellas lo cuidan a través de sus rituales y su misma cultura. Si se llega a desviar este importante río, sería como cortarle la vena a la madre tierra: la relación de Wounmainkat con el agua es el fundamento de la sabiduría y el equilibrio de este pueblo indígena wayuu.

Los estudios determinaron que existen riquezas arqueológicas, como el caso de los cementerios de origen wayuu, ampliamente distribuidos cerca del cauce actual del río Ranchería; las mismas mujeres wayuu han manifestado que no se permitirán las pretensiones de esta multinacional, más a fondo se estarían metiendo con los dioses. Esos 500 millones de toneladas de carbón que se encuentran debajo del lecho del río Ranchería es la potencia espiritual de nuestros dioses, y por lo tanto el equilibrio de nuestra Wounmainkat, madre tierra, para su permanencia en nuestro territorio sagrado.

El Cerrejón pretende mover el cauce del río Ranchería 26 kilómetros, y para ello vienen adelantando las “famosas” consultas previas con las comunidades aledañas, pero lo indignante de todo esto, es que el Estado colombiano entre a jugar su papel de aliado incondicional de la multinacional, en contra de los interés del pueblo y además violando el derecho a la libre determinación. Aquí no existe ninguna consulta previa, lo que hay son chantajes, ofreciendo prebendas a ciertas autoridades tradicionales; y el descaro del ministerio del interior es grande al decir que de 125 comunidades, supuestamente, Cerrejón lleva 109 consultadas. Han logrado confundir al pueblo y al país, buscando legitimar su actuación.

El proyecto de expansión de la explotación carbonífera, que incluye el desvío del rio Ranchería, ha tomado paradójicamente un nombre en lengua Wayuunaiki, – Iwouyaa – que significa “llegada de la primavera”. Sin embargo, realmente es la muerte del río Ranchería y todo lo que encierra su medio ambiente. Cuando el ministerio y la multinacional socializan dicho proyecto nunca se les oye hablar del “consentimiento libre, previo e informado” como lo contempla la misma declaración de los derechos de los pueblos indígenas. El Cerrejón sigue como si nada, socializando el proyecto de expansión p500, que es el mismo modelo de proyecto que apunta al desvío del río Ranchería.

Lo insólito es que el Cerrejón viene criminalizando las luchas de resistencia del pueblo wayuu y realiza estrategias de desprestigio contra nuestras acciones, como son: la campaña por la eliminación de todas las formas de violencia en contra de Wounmainkat (Madre tierra), la expedición “el río Ranchería nadie nos lo desvía”, los foros, movilizaciones. Hay un caso extremo: la visita de Jorge Varón al municipio de Barrancas, que es uno de los municipios mineros; el concierto fue financiado por Cerrejón, con su lema de agua para mi gente, justamente el día que llevamos a cabo la expedición por el río Ranchería.

Palabras de Wounmainkat, el río Ranchería es parte de nuestro territorio sagrado y es vital para la vida del pueblo Wayuu. Por tanto, no admitimos su desviación ni la de sus afluentes como el Manantial de Cañaverales. Estos no son objetos de consulta. La desviación del río y la intervención del Manantial no son admitidas bajo ninguna circunstancia.

¡Los nordacas!

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